[ Pobierz całość w formacie PDF ]

esta cuestión acerca de la nada? En efecto, sólo con
su ayuda podemos determinar la nada y situarla,
63
MA R T I N H E I D E G G E R
aunque no sea más que como un problema que se
devora a sí mismo. Porque la nada es la negación de la
omnitud del ente, es sencillamente, el no ente. Con
ello subsumimos la nada bajo la determinación supe-
rior del no, y, por tanto, de lo negado. Pero la nega-
ción es, según doctrina dominante e intacta de la
 lógica , un acto específico del entendimiento.
¿Cómo entonces eliminar el entendimiento en nues-
tra pregunta por la nada, y sobre todo, en la cuestión
de la posibilidad de formularla? Sin embargo, ¿es tan
cierto lo que ahí damos por supuesto? ¿Representa
el no, la negatividad y, con ello, la negación, la de-
terminación superior, bajo la cual cae la nada, como
una especie de lo negado? ¿Hay nada solamente porque hay
no, esto es, porque hay negación? ¿O no ocurre, acaso, lo con-
trario, que hay no y negación solamente porque hay nada?
Cuestión no resuelta ni tan siquiera formulada explí-
citamente. Nosotros afirmamos: la nada es más origi-
naria que el no y que la negación.
Si esta tesis resulta justa, la posibilidad de la ne-
gación como acto del entendimiento y, con ello, el
entendimiento mismo, dependen en alguna manera
de la nada. Entonces, ¿Cómo pretende aquel decidir
sobre ésta? ¿No descansará, en último término, el
aparente contrasentido de la pregunta y de la respuesta
64
¿ QU É E S L A ME T A F Í S I C A ?
acerca de la nada en la ciega obstinación de un enten-
dimiento errabundo?
Pero si no nos dejamos despistar por la imposi-
bilidad formal de la pregunta acerca de la nada y, a
pesar de ello, llegamos a formularla, tendremos que
satisfacer, por lo menos, la exigencia fundamental de
toda posible pregunta. Si vamos a interrogar, como
sea, a la nada, es preciso que, previamente, la nada se
nos dé. Es menester que podamos encontrarla.
¿Dónde buscar la nada? ¿Cómo encontrarla? Pa-
ra poder encontrar algo, ¿no es preciso saber que
está ahí? Efectivamente. Casi siempre ocurre que el
hombre no puede buscar algo si no sabe, por antici-
pado, que está ahí lo que busca. Pero en nuestro ca-
so lo buscado es la nada. ¿Habrá en último término
un buscar sin esa anticipación, un buscar al que es
inherente un puro encontrar?
Sea de ello lo que quiera, lo cierto es que conoce-
mos la nada, aunque no sea más que como algo de
que hablamos a diario en todas partes. Y hasta po-
demos aderezar, previamente, en una  definición ,
esta vulgar nada, desteñida en toda la palidez de lo
obvio, que se desliza tan insensiblemente en nuestras
conversaciones:
65
MA R T I N H E I D E G G E R
La nada es la negación pura y simple de la om-
nitud del elite.
Esta caracterización de la nada, ¿no es, al fin y al
cabo, una indicación de la dirección en que única-
mente podremos tropezar con ella? Es preciso que,
previamente, la omnitud del ente nos sea dada para que
como tal sucumba sencillamente a la negación, en la
cual la nada misma habrá de hacerse patente.
Bien; pero, aun prescindiendo de lo problemáti-
ca que es la relación entre la negación y la nada,
¿cómo vamos a hacer nosotros- seres finitos- que el
todo del ente sea accesible en sí mismo, en su om-
nitud, y, especialmente, que sea accesible para noso-
tros? Podemos, en todo caso, pensar en  idea el
todo del ente, negar en el pensamiento este todo así
formado, y luego  pensarlo , a su vez, como nega-
do. Pero por este camino obtendríamos el concepto
formal de una nada figurada, mas no la nada misma.
Pero la nada es nada, y si, por otra parte, representa
la completa indiferenciación, no puede existir dife-
rencia alguna entre la nada figurada y la nada  au-
téntica . Por otra parte, ¿no es esta  auténtica nada
aquel concepto contradictorio, bien que oculto, de una
nada que es? Ésta ha de ser la última vez que las
objeciones del entendimiento detengan nuestra bús-
66
¿ QU É E S L A ME T A F Í S I C A ?
queda, que sólo una experiencia radical de la nada po-
dría legitimar.
Cierto que nunca podemos captar absoluta-
mente el todo del ente, no menos cierto es, sin em-
bargo, que nos hallamos colocados en medio del
ente, que, de una u otra manera, nos es descubierto
en totalidad. En última instancia, hay una diferencia
esencial entre captar el todo del ente en sí y encontrarse
en medio del ente en total. Aquello es radicalmente
imposible. Esto acontece constantemente en nuestra
existencia.
Parece, sin duda, que en nuestro afán cotidiano
nos hallamos vinculados unas veces a éste, otras a
aquel ente, como si estuviéramos perdidos en éste o
aquel distrito del ente. Pero, por muy disgregado que
nos parezca lo cotidiano, abarca, siempre, aunque
sea como en sombra, el ente en total. Aun cuando
no estemos en verdad ocupados con las cosas y con
nosotros mismos- y precisamente entonces-, nos
sobrecoge este  todo , por ejemplo, en el verdadero
aburrimiento. Éste no es el que sobreviene cuando
sólo aburre este libro o aquel espectáculo, esta ocu-
pación o aquel ocio. Brota cuando  se está aburri-
do . El aburrimiento profundo va rodando por las
simas de la existencia como una silenciosa niebla y
67
MA R T I N H E I D E G G E R
nivela a todas las cosas, a los hombres, y a uno mis-
mo en una extraña indiferencia. Este aburrimiento
nos releva el ente en total.
Otra posibilidad de semejante patencia se ofrece
en la alegría por la presencia de la existencia- no sólo
de la persona-de un ser querido.
Semejante temple de ánimo, en el cual uno  se
encuentra de tal o cual manera, nos permite en-
contrarnos en medio del ente en total y atemperados
por él. Este encontrarse, propio del temple, no sólo
hace patente, en cada caso a su manera, el ente en
total, sino que este descubrimiento, lejos de ser un
simple episodio, es el acontecimiento radical de
nuestro existir.
Lo que llamamos  sentimientos no son ni fu-
gaces fenómenos concomitantes de nuestra actitud
pensante o volitiva, ni simples impulsos de ella, ni
tampoco estados simplemente presentes con los que
nos avenimos en una u otra forma.
Sin embargo, cuando estos temples del ánimo
nos conducen de esa suerte frente al ente en total, nos
ocultan, precisamente, la nada que buscamos. Y me- [ Pobierz całość w formacie PDF ]
  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • kudrzwi.htw.pl
  • Archiwum
    Powered by wordpress | Theme: simpletex | © Wszystkie rzeczy zawsze dziaÅ‚ajÄ… zgodnie ze swojÄ… naturÄ….